viernes, 12 de octubre de 2007

La casa o la vida

La casa o la vida

Me entero por una amiga, que trabaja en banca, que se ha ampliado el plazo de amortización de los préstamos hipotecarios hasta cuarenta años. Días más tarde leo en un reportaje que “algunos jóvenes están firmando ya hipotecas a 50 años”. « ¡Uf!, pues menos mal », dirán quienes hasta ahora salían del banco con una mano delante y otra detrás, o sea, con la mini-nómina y los planos del mini-piso debajo del brazo y con el amable director de la sucursal y la madre que lo trajo entre ceja y ceja. Y es que se ve que empezaban a ser legión quienes no son capaces de hacer frente ni a las letras de un hipotecario a treinta años, ni siquiera con las horas extra o el pluriempleo de fin de semana. La cuestión es si alguien se ha parado a pensar que estas ampliaciones del plazo de amortización han pasado de ser la solución de urgencia, que en un principio sirvió para hacer frente al subidón de precios que trajo Europa y la moneda única, a convertirse precisamente en el problema.
Las ‘hipotecas perpetuas’ se han convertido en la coartada de promotores y constructores, que aprovecharon para disparar los precios con la certeza de que la demanda estaba garantizada por ser un bien de primera necesidad; y de los Gobiernos, que ‘de puntillas’ consideran así garantizado el derecho constitucional de todos los ciudadanos a una vivienda digna. Así, si usted no accede a una vivienda es porque no quiere, el hecho de que los precios se hayan multiplicado por cinco en menos de ocho años es circunstancial y además lo impone el mercado. La solución está ahí. Eso sí, prepárese porque, mientras que antes se conformaban con chuparle diez o quince años de su vida -pasar con la mitad de un sueldo normal hipotecado no es vivir, es mantenerse como se mantiene a una vaca para que siga produciendo leche -, ahora el trato es: su vida entera por una mierda de piso, o lo que es lo mismo, una vida de mierda por un piso de ídem.
Muchos economistas le dirán que los precios los pone el mercado y que si el Estado intentara intervenirlos se produciría el estraperlo que ya viene sucediendo con las viviendas de VPO y su nueva forma de pago ‘negro sobre blanco’: un precio legal y otro efectivo y la diferencia en ‘b’, ¿les suena? Pues vale, pero si no se permitiese a los bancos -¿permitiese?... ¿a los bancos? ...ejem, vaya cosas que digo- ofertar hipotecas de más de quince años los precios no se habrían desbocado así, porque entonces ni en ‘b’, ni en ‘negro’, ni en leches, ¿quién iba a poder pagar más de treinta millones en tres tristes lustros? ¿A quien le iban a endosar los adosados? Pues a los guiris, me responderían algunos de esos dichosos economistas recordándome que Mallorca es ya casi alemana y que la Región de Murcia lleva camino de anexionarse a la Commonwealth.
O sea, que si no estás dispuesto a desembolsar por una choza en el sitio que has nacido lo que paga un inglés o un alemán, te quedas sin ella. Y si esto es así, podría alguien explicar por qué en Francia, sin ir más lejos, los salarios son más o menos el doble que el de los españoles, por qué los 'europeos de verdad' pagan nuestras casas con dinero y los españoles pagamos con la vida. Sí, con la vida. Si en nuestro Código Penal la cadena perpetua no excede los 20 años de pena efectiva ya me contarán cómo llamamos a cincuenta años de hipoteca, de privaciones, a base de pan y tele. Y de las hipotecas heredables de hasta ochenta o cien años que ya se vislumbran en el negro horizonte mejor no hablemos para no llamar la atención de los depredadores, sssssh.
Octavio Coll

4 comentarios:

Kaos o Kram dijo...

Hola Octavio,

empecé ayer a escribir un comentario pero me alargué me alargué...hasta darme cuenta de que era más propicio para un correo que para ponerlo en un blog.
Asi que como hoy estoy menos hablador, sirva este recuadrito para decir que ya tienes al menos UN lector asiduo.
Por cierto, soy el intermitente amigo de tu hermano C (o amigo de tu intermitente hermano C.) y el dudoso inquilino de tu otro hermano A., o más propiamente, San A.

Pienso que tu entrada de La casa y la vida no es para leerla, es para GRITARLA.
A los cuatro vientos.


Salud!

Kaos o Kram dijo...

O sea, O la vida... quise decir (las prisas).
...
Vaya, en la "vista previa" de mi comentario habían quedado las palabra "hermano" tres veces repetida, formando una torrecita, en la izquierda del texto, pero veo que ahora ya ha cambiado. No será tan previa la vista entonces.

ale.

marcos dijo...

que razón tienes amigo mio, veremos a ver como nuestros hijos se compran casa. Bueno sí , la comprarán ellos y la terminarán de pagar los nietos.

Kaos o Kram dijo...

vaya, tienes dos lectores y los dos nos llamamos Marcos, qué cosas...
Tu articulo sobre la brmu supongo que ya lo conocen en la brmu..¿no? si no, se lo paso, que seguro les da gusto.

Ale.