domingo, 7 de octubre de 2007

Magia y café con leche


Hoy estoy de enhorabuena. Hace dos semanas envié una carta por email a la revista XLSemanal, que vengo leyendo desde ya muchos años, y hoy ha aparecido publicada como 'La carta de la semana'. Menuda sensación encontrarte a ti mismo ahí, y leerte. Pero lo mejor es cuando caes en que miles y miles de personas van a desayunar hoy leyendo lo que escribiste hace dos semanas, van a dedicar su atención, aunque sea dos minutos, a una idea tuya. Da casi vértigo. Ayer tuve una sensación parecida al iniciar este ciberdiario. Es magia.
Sin embargo los editores de XLSemanal han recortado un poco mi carta, creo que por problemas de espacio. Le han quitado algunas frases y reformulado alguna otra. Creo que la carta ha ganado con los cambios y conserva intacto el sentido.

A continuación la carta tal como yo la escribí:

Sólo un café con leche
Es lunes, las vacaciones se difuminan ya entre la resignación y la añoranza y se vuelve al trabajo con desgana. En el supermercado los mismos compañeros, los mismos jefes, las mismas caras de impaciencia en esa cola que nunca se acaba. Las compras se amontonan en la cinta; bip, bip, bip,..., el lector de códigos te hace sentir como un robot y la rutina te va cambiando la cara y el carácter. A la hora del almuerzo cuesta encontrar un hueco en la barra de la cafetería y cuando pido un café con leche mi vecino de barra me dice, con tono de desesperación y en voz alta para que lo oiga el camarero, que me lo tome con calma porque "¡se ve que han ido a ordeñar la vaca!". El camarero, que no da abasto, se limita a sonreírnos con un gesto de disculpa y yo me quedo abstraído pensando precisamente en la vaca, en en la persona que la ordeño. Porque desde luego alguien ordeño la vaca para que yo pueda disfrutar de ese café con leche que me brinda el mejor momento de la mañana. Pero la vaca no da café con leche, alguien plantó,cultivó y recolectó el café, y la remolacha para el azúcar, soportando el frío, el calor y la lluvia. Cuando por fin veo llegar mi café humeante empiezo a pensar también en el esfuerzo de otros tantos ingenieros, químicos, fontaneros, albañiles, etc., para conducir el agua y el gas para calentarla, desde los yacimientos hasta esta cafetería. Y para fabricar la taza y el plato, desde los diseñadores hasta los que se ocupan de la rutinaria tarea del embalaje. Alguien extrajo bajo tierra el metal que otros fundieron y moldearon para conseguir la bonita cucharilla de diseño que me sirve para removerlo. El papel del sobrecito de azúcar... Ganaderos, veterinarios, ceramistas, camioneros, importadores, camareros, ... Y sólo es un café con leche.
Vuelvo a mi puesto y otra vez la hilera interminable de productos:..., mayonesa...bip, amoniaco...bip, brócolí...bip, jamón york...bip, estropajo...bip, café...bip, azucar...bip, leche...(vuelvo a pensar en la vaca)...bip. Sonrío, y un par de clientes cambian la cara de impaciencia por una mueca de simpatía.

Octavio Coll

2 comentarios:

marcos dijo...

una pasada de carta. a partir de ahora tendré que valorar más el café con leche, la verdad es que nunca me había planteado ver el café con leche de esta forma, pero que razón tienes, la que hay que mover para tomar un cafetito.

saludos.

Ana dijo...

Te leo y parece que te estoy escuchando....no se si verás esto...me gusta mucho la forma tan peculiar y personal de expresarte. He descubierto el blog ahora y he leido las cartas de cabo a rabo....que sorpresa!
Animate y sigue deleitandonos.